Trato de disimular el paso del tiempo en mi rostro, así como en mis manos.
Es inevitable, pasa tan rápido como para darme cuenta.
Hoy precisamente lo percibí, cuando entré a este espacio que tanto quiero y entendí que no he tenido ningún acercamiento hace más de 1 mes.
También veo a mis hijos crecer velozmente, me lo dicen centímetros más, nuevas expresiones, palabras, pasar de esbozos de sonrisas a abiertas carcajadas.
Definitivamente no tengo tiempo para informarme en la prensa, es irrelevante al lado de contemplarlos a ellos en plenitud, lanzándome besos desbordados de amor, abrazos que me atrapan hasta llevarme a la contemplación.
El tiempo es mi enemigo cuando miro a mi madre envejecer, porque no quiero que así sea, pero también comprendo que él endulza mis recuerdos y los hace sólidos y hermosos.
¡Qué más da, sólo es cosa del tiempo!