agosto 11, 2007

Dime con quién andas y te diré quién eres

Lo encontró en un bar, él la había mirado detenidamente por mucho rato.
Ella se sintió intimidada, siguió bebiendo el margarita, haciendo como que no lo veía.
Él tomó la iniciativa y con el garzón le envió una servilleta escrita.
Ella no quiso leerla de inmediato, por lo que le pidió a la mesa del lado que cuidara su chaqueta y partió al baño.
Se encerró en el estrecho cubículo y leyó: "Soy Pedro, tengo 45 años, estoy separado y pasando la pena. Si me dejas ir a tu mesa deja el papel abierto sobre ella"
Pilar guardó el papel, pensó un rato, salió del cubículo, se miró al espejo y pintó sus labios, desordenó el cabello y aplicó un poco de perfume, un poco de lo que le quedaba en la botella de muestra.
Decidida se sentó en su mesa, agradeció a la contigua y sacó el papel, lo dejó abierto, cuidando de que Pedro lo viera.
No pasaron 2 minutos cuando él estaba en la otra silla instalado. No supo como saludarla y para no arriesgar la primera impresión sólo dijo: Hola, ella respondió y lo miró fijamente. Era mejor parecido que a la distancia, guapo a sus ojos y se sintió conforme con la decisión tomada.
Había pasado largo rato y decidió Pilar irse, ya eran las 4:00 y mañana tenía que ir a trabajar, él le ofreció ir a dejarla, ella aceptó, pero no alcanzaron a tomar el taxi. Cuando estaban en la esquina de la cuadra se acercaron 2 tipos y le dijeron en voz baja: “Callaito no más huacho, voz sabí con quién estay metío hasta el tuétano, cagaste te pillamos chanchito, andai con la Mirtha, la más movía con la tiza”.
Pilar se aterrorizó y dijo: Oye no tengo na que ver, yo lo vengo recién conociendo, me dijo que se llama Pedro, hasta tengo el papel, pero no alcanzó a sacarlo de la cartera, antes de mover el cierre de ésta su cuerpo se desplomó por la vereda y sus ojos quedaron perdidos en el cielo.
¡Quién te mandó a meterte con el "Pelillo" chiquilla!
Su cartera saltó por el aire y con ella el papel donde "Pelillo" le habría hecho la propuesta...sólo la policía lo leyó cuando encontró su cuerpo rodeado de gente y con la mirada perdida.

agosto 10, 2007

Hoy están buscando la mejor manera de decirle adiós

Hace un tiempo que no he escrito, el trabajo me tiene muy ocupada y las preocupaciones por la salud de mis hijos, aunque no es nada más que gripe lo que han tenido, me han dejado con más de una noche entrecortada, lo cual suma cansancio.
El jueves 02 de agosto recibí un llamado de un gran amigo, estaba feliz de recibir aquel llamado ya que estaba a la espera de que anunciara el nacimiento de su 2do hijo...Alonso, pero en lugar de ser una llamada para conmemorar su nacimiento, fue un momento íntimo para hablar de su apresurada partida.
Alonso no alcanzó a conocer la luz del día, sus ojitos nacieron dormidos y siendo tan bello e inocente, su cuerpo fue cargado por sus padres sin poder reconocerlos.
Lloré profundamente en una situación que me desencontraba el alma, estaba yendo a una fiesta, el aniversario de la empresa en la cual trabajo y en el trayecto mi corazón se encogía por la partida del retoño.
Claudio, como se llama mi amigo, me daba una serie de explicaciones con relación a por qué Alonso había emprendido un viaje con tanta premura. Me señaló que claramente él tuvo una enseñanza importante que entregarle a la vida de su familia y que Dios no le daría una prueba de esa magnitud si no fueran capaces de superarla.
Por muchos días me pregunté cómo hubiese afrontado una experiencia como esa y no tengo ninguna clase de explicación, porque no deja de afligirse mi corazón y mi cuerpo cuando pienso en Alonso.
Innevitablemente no puedo dejar de colocarme en los zapatos de Beatriz, pienso en su mirada perdida, en las manos sobre el vientre vacío, las preguntas sin respuestas, el llanto atragantado, las ganas de gritar y de explicase por qué a ella? sin encontrar más que silencio a su alrededor o gente diciendo que lo siente ¡qué lo sienten! ¡qué sienten! si no lo ha vivido, si son sus pechos los que siguen dado leche sin tener a quién amamantar, si no es su cuerpo el que se mantiene irreverente frente al paso de un ser que ha dejado su huella.
Yo no pude decir lo siento, sólo le dije que cuenten conmigo, que estoy para escuchar y escuchar cuanto sea necesario.
La respuesta en mi corazón a este evento en la vida de Claudio y Betty es que el azar jugó una mala pasada, que las casualidades existen y que sencillamente esta vez les tocó a ellos, también siento que Dios ha recibido a ese maravilloso ser y que está más cómodo que todos nosotros juntos, cláramente algo tenía que venir a enseñarnos.
¡Qué duro que siempre tengamos que aprender a través de experiencias asociadas al dolor o a la pérdida!
Simplemente...hoy están buscando la mejor manera de decirle adiós a Alonso.